jueves, 13 de noviembre de 2008

Inocentes reuniones



Hace una semana mi mejor amiga me paso un artículo muy interesante sobre lo los temas que usualmente se tocan en las reuniones de chicas, que están muy lejos de ser inocentes.

Ya no es un secreto que nuestras reuniones de “only girls” es un destape total de verdades ocultas… admito que somos tremendas en grupo, no hay quien se escape de ser nombrado en algún momento de la conversación.

Se inicia con algo suave pero conforme pasan los minutos la conversación se vuelve picante y cuanto más picante mejor. Nosotras somos un grupo de cinco chicas que de cuando en cuando nos reunimos con la sana intención de vernos y saludarnos.

Si así es….. sana intención, pero en la intención murió el payaso, y siempre la mas desinhibida de nosotras inicia contándonos una que otra novedad o secretito casi bien guardado. Los temas que mas nos gustan son los temas relacionados al sexo, intercambiar experiencia… si la hay o tomar nota de ciertas cosas … si no la hay.

Muchas de esas inocentes reuniones se han dado en mi casa y mi madre siempre me dice: “ustedes cuando se reúnen no parecen sólo cinco chicas, son tan bulleras que parece que medio barrio estaría en la sala”


Muy aparte de comentar de las carencias o atributos que podamos encontrar en ciertos temas de conversación… esto nos sirve de catarsis, un desahogo de ciertas cosas, dudas que llenan nuestras mentes y quien mejor que otra chica para entender lo que pasamos. Considero que reuniones como estas me han ayudado muchas veces a tomar una decisión con respecto a ciertos temas o a darme cuenta que cosas estoy haciendo mal.

Ya saben chicos cuidado con nuestras inocentes reuniones de chicas … no hacemos nada malo pero si ustedes lo han hecho seguro serán indiscutiblemente un buen tema para nuestras “inocentes” reuniones.

El arte de comprar


Bueno, bonito y barato … palabras propias de un hombre. Los hombres dicen ser muy prácticos para comprar pero muchas veces nosotras resultamos ser las afectadas y en nombre de aquellas que hemos sufrido un maltrato al buen gusto escribo esto.

Existen hombres de todo tipo, unos con un muy buen gusto pero con poca paciencia para comprar y otros que no tiene ni lo uno ni lo otro, escogen lo primero que creen le gustara a la fémina en cuestión.

Comprendo que no todo lo fino esta al alcance de nuestras manos pero siempre están los detalles pequeños y de buen gusto. Fíjense en lo que más o menos usamos, lo colores que nos gustan y si no están seguros indaguen un poquito. Salgan con ella a alguna tienda y observen que le emociona más. Si yo se que algunas cosas son imposibles de obtener …solo obvien algunas partes.

No dejen pasar esos posibles “ay que bonitos aretes tiene esa chica” o el típico “como me gustan ese tipo de bolsos”. Muchas veces esas palabras son claves para saber hacia donde dirigir nuestros obsequios. Al igual que ustedes nosotras también sufrimos al buscar algo adecuado para regalarlos, solo que nosotras contamos con algo que se llama paciencia.

A decir verdad hay ciertas épocas del año en donde comprar es toda una lucha, una travesía donde el más hábil consigue lo mejor y la paciencia se vuelve el don más preciado. Las mujeres tenemos ese don, ese arte de comprar y no morir en el intento.

Particularmente no me gusta las aglomeraciones es por eso que con tiempo voy viendo mis opciones de regalo. Lamentablemente no siempre tenemos el tiempo a nuestra disposición pero siempre está el regreso a casa o algún tiempo en que salimos a almorzar y es dónde yo particularmente aprovecho para dar una miradita a los mostradores.

Soy de la idea de que las cosas hechas con cariño y no por cumplir se notan en los obsequios o por lo menos las chicas notamos eso. Por eso les recomiendo paciencia y el consejo de una buena amiga, madre o hermana para disipar cualquier duda existente… es importante también tener en cuenta nuestra personalidad ….yo soy feliz con todo lo que cortésmente me ofrezcan… aunque… un perfume o un lindo bolso nunca está demás....

sábado, 11 de octubre de 2008

Odio amarte

Mis deseos de verte aumentan con el latir de mi corazón
mas dejas en pedazos mis ilusiones al sentir tu frialdad

Tus pasos me alejan como polos opuestos
y trato inútilmente de ir a tu encuentro

En el brillo de tus ojos me miro y voy amándote poco a poco
pero tus ojos se cierran y una vez más me condenas a vivir sin ti

Me buscas cuando no quiero verte,
me abrazas cuando quiero odiarte

Con un beso hechas todo a perder e irremediablemente
caigo nuevamente en tu dulce embrujo.

Y seguiré amándote y seguiré odiándote hasta librarme de tu encanto
o hasta lograr envolverte en mi locura.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Te quiero


Ausente

Había trepado al árbol más cercano tan rápido como pudo, se escondió entre sus frondosas ramas aguantando el dolor de las raspaduras que se había hecho en las rodillas al trepar el grueso y tosco tronco del árbol.

No tardó en escuchar el crujir que unas pisadas hacían al contacto con las hojarascas propias de ese lúgubre bosque. Gabriella estaba sumida en desesperación. Los pasos se acercaban cada vez más y la luz de una lámpara la buscaba entre los arbustos y otros árboles. De pronto ya no vio ninguna luz, había quedado a merced de las tinieblas y en un silencio sepulcral, su corazón disminuyó ligeramente sus latidos pero casi se le sale del pecho cuando unas heladas manos la cogieron de uno de sus tobillos… “Ahhhhh”

Gabriella despertó y bruscamente se incorporó de su cama, miró a su alrededor un poco desubicada. Su habitación estaba a media luz, sus cortinas corridas y una joven mujer vestida de blanco dormía en su sillón junto a su cama. Con voz apagada llamó a su madre y la joven se despertó asustada y algo alentada de ver a Gabriella.

La muchacha salió de prisa ante la sorpresa de Gabriella para regresar minutos después con su madre. La señora abrazó cálidamente a la delgada y débil Gabriella que lucía ojerosa, sudorosa y un poco más pálida de lo usual. Eran apenas las 6 de la mañana y según su madre explicó, Gabriella había tenido una fuerte crisis de migraña que la había dejado inconciente.

Gabriella sufría de estos intensos dolores de cabeza; sin embargo, hacía mucho tiempo atrás que no había tenido una crisis tan fuerte; esta vez su crisis había sido de tres días, tres largos y tediosos días para sus allegados, que miraban apenados como la joven había quedado dopada por la gran cantidad de píldoras administradas.

Tanto había sido la preocupación de su madre que no dudo en contratar a una enfermera para que vigilara sus sueños y para que la asistiera ante cualquier eventualidad. La muchacha era un poco mayor que Gabriella y parecía haber compartido aquellas malas noches junto con ella.

Gabriella se sentía mareada al dar sus primeros pasos luego de tres días inconciente y fue obligada a volver a la cama. La enfermera muy amablemente se ofreció a llevarle un desayuno ligero antes de marcharse. Se despidió de Gabriella quien sólo quería dormir, alejó su desayuno, aún no sentía apetito.

Esta vez los sueños de Gabriella fueron dulces y cálidos, unos ojos cafés y una sonrisa amplia y sincera la acompañaban, su rostro no era familiar pero su voz…ahhh, inconfundible sin duda…su ángel guardián aún cuidaba de ella.

sábado, 27 de septiembre de 2008

domingo, 21 de septiembre de 2008

Capítulos que se cierran

Otra fría mañana de invierno la adormilaba en su cálida cama. Gabriella había despertado temprano ante la insistente voz de su madre. Se levanto pesadamente dejando caer sobre la alfombra uno que otro muñeco de peluche mal acomodado.

Aún medio dormida entro en la ducha y dejo fluir el agua caliente sobre ella; era su manera de relajarse y decirle hola al nuevo día. Entro en su habitación y se vistió bastante formal, cogió algunos papeles y direcciones que la noche anterior había acomodado mientras sus pasos la dirigían al comedor. Los nervios habían hecho de las suyas ahuyentando su usual apetito.

Ya habían dado las 8 y 30 en el viejo reloj que colgaba desde hace muchos años en el mismo lugar y junto a los mismos cuadros antiguos de alguna ciudad europea desconocida para ella y pintada por alguien quien no logro inmortalizar su nombre en los textos de historia.

Cogió el bolso azul que su madre le había prestado y un fólder con papeles en blanco y negro donde se resumía en un par de hojas prácticamente toda su vida hasta aquel entonces. Al cruzar el umbral de su casa recordó que no había sacado las suficientes copias a sus documentos que acompañarían su hoja de vida y medio a regañadientes cambio su rumbo a la librería más cercana.

Lamentablemente el tiempo no perdona y su reloj ahora ya marcaba las 9 de la mañana. Cogió el resto de papeles y enrumbo a la primera dirección que tenia en su pequeña lista. Camino por varios sitios, unos más bonitos que otros pero todos más o menos cercanos. Gabriella había decidido que no quería trabajar en lugares lejanos a su hogar, lo que reducía grandemente sus alternativas. Revisó su lista de 5 lugares y ahí estaba el último. Los Laureles decía, caminó algo cansada hasta llegar a la dirección anotada. Subió mirando su figura tras los espejos del estrecho ascensor hasta legar a un décimo piso. Entró tímidamente a una pequeña salita de un par de cómodos sillones y en dónde un joven amablemente recepcionó sus documentos, una vez más salió con la esperanza de que la llamarían.

El camino a casa fue tranquilo, aunque Gabriella se había inmerso en un incómodo silencio, en su mente divisaba cada uno de los lugares a los que había visitado y se preguntaba en cual de ellos irá a parar o tendría que seguir semana tras semana buscando en uno y otro lugar. Ya en casa su madre la esperaba con el almuerzo recién servido y con miles de preguntas que aturdían a Gabriella. Después de contestar algunas preguntas y obviar otras subió a su habitación. Volvió a ducharse, se colocó su pijama azul, encendió la televisión y se dejó caer torpemente sobre su cama y en un “que será de mi” se quedo dormida.

En su profundo sueño un sonidillo se metía incesante en su subconsciente para traerla nuevamente a su habitación con el timbrar del teléfono por compañía. Se levanto de un salto hacia el teléfono y para su gran sorpresa mañana a primera hora ya tenía una entrevista. Su largo y tediosos paseo de la mañana había dado su primer fruto.

Gabriella durmió apaciblemente aquella noche a pesar de su nerviosismo. A la mañana siguiente se levantó animosa, comió rápidamente lo que pudo y salió en busca de su destino.

Llegó cinco minutos antes de la hora pactada y espero otros quince antes de ser atendida. Al finalizar la entrevista Gabriella salió con una sonrisa de oreja a oreja. Había conseguido empleo después de algunos meses de encontrarse estirando cada centavo que le quedaba.

Aquella noche antes dormir contó emocionada que ya había conseguido un empleo, en su cabeza visualizaba que vestiría al día siguiente y como haría con sus clases de la universidad. Resultaba quizá algo apretado el horario pero no tenía otro remedio. No siempre las cosas resultan sencillas para algunos. El nuevo día por fin le sonrió con su cielo nublado y con una llovizna propia de las limeñas mañanas de invierno.

Era su primer día en aquella oficina y se sentía un poco ajena aún; las explicaciones dadas por algunas personas eran tan rápidas que apenas lograba captar la mitad de lo que decían, el resto tenía que averiguarlo por ella misma. De pronto ya tenía una relación bastante amplia de obligaciones de una y otra persona. Gabriella quería agradar a todos y se esforzaba en vano por hacer varias cosas al mismo tiempo; digamos que su primera mañana no resulto como ella había esperado. Una y media de la tarde y por fin pudo subir a una pequeño ambiente acondicionado como una cocina comedor. En silencio se sentó con el almuerzo que su madre devotamente se había levantado a prepararle. Siempre había sido así para Gabriella y ese día no era la excepción. Mientras ella escarbaba el arroz pensativa por como le había ido, entro otra joven delgada de cabello negro ondeado que le sonrió amablemente.

- Me muero de hambre – Comento la desconocida con un gesto de complicidad
- Yo también aunque me siento nerviosa – Contestó Gabriella devolviéndole la sonrisa
- Me imagino, como es tu primer día, pero tranquila – Culminó la joven mientras se sentaba junto a Gabriella.

Para la tarde Gabriella ya había entablado una amistad con Claudia. Ambas habían congeniado tan bien que sentían un cierto apoyo al estar juntas. Hora de salida, Gabriella cogió su morral y tan de prisa como pudo salió de la oficina rumbo a su universidad.

Las primeras semanas habían resultados agitadas pero ya se había acostumbrado al ritmo, aunque luego el agotamiento le jugaba una mala pasada en sus clases de primera hora, en las que solía quedarse dormida y despertaba sobresaltada ante un puntapié en su carpeta o ante la voz de algunos de sus tutores.

Los días en la oficina, por otro lado, resultaban en su mayoría agradables, aunque muchas otras su genio impulsivo la hacían perder los papeles. Afortunadamente, Claudia había resultado una gran amiga y un estupendo apoyo para ella. Algunos días parecía que el trabajo terminaría con Gabriella, tenía un cúmulo de actividades que parecían no acabar por más que se esforzaba.

En ocasiones tuvo que faltar a sus clases para terminar algún informe importante que tenía pendiente. Otras tantas no asistía sólo por que el agotamiento no le permitía mantenerse completamente receptiva a lo que le decían.

No faltaron momentos en los cuales deseaba con toda el alma dedicarse a una sola cosa como muchos de sus amigos, estudiar en este caso, esa era su prioridad y le resultaba tan difícil muchas veces terminar de leer las separatas o libros pendientes. Más de una vez, sólo leía la introducción, algo de la mitad, la parte final y la conclusión; muchas veces le dio buen resultado pero otras no tenía ni idea de las respuestas que pondría en sus controles de lectura.

Los días no hubieran sido tolerantes de no ser por Claudia que le daba ánimo y le daba un toquecito de alegría a su ocupada vida.

Pero como todo en este mundo tiene un final y Gabriella no estaba exenta a esta regla y los días en su trabajo ya habían llegado a su fin y con tristeza tuvo que decirle adiós a todo lo que conoció en ese lugar, a los estresantes días, a los días de poco trabajo, a los días felices y a los que deseaba olvidar. Cuando le contó la noticia a Claudia, ella se puso a llorar junto con Gabriella, ambas sabían que se distanciarían mucho pues sus caminos eran diferentes ahora y Gabriella tenía una vida muy ocupada.

Aún así conversaban de cuando en cuando y el cariño y los buenos recuerdos quedaron arraigados en sus memorias. Este fue una etapa más para Gabriella, una de sus tantas historias.

Criatura celeste

Creación divina, nacida en un crepúsculo en febrero
mi divino sueño que ha tomado forma de ángel

La luna ya no es más mi inspiración y su plateado
brillo mengua con tu presencia,
esconde su coqueto rostro, celosa de tu grácil e infantil belleza

Tus huellas en la arena son tan perfectas que el mar extiende sus
bravíos brazos y se los lleva consigo como quién encuentra
un tesoro.

Despierto con el exquisito aroma que dejas cuando el viento osa
abrazarte y deleitarse con el encanto de tus formas.

Mas tú eres libre ahora, como una hoja caída del árbol más
perfecto y bello y viajas libre mecido por el aire que se niega
dejarte caer por completo de aquellas ramas.

Buscarte es sólo encontrar espacios tan vacíos que me obligan
a seguir tus huellas de viajero celeste hasta algún día
volver a verte y descansar plácidamente en la calidez de tus brazos.

Falsa realidad, sueño verdadero

Estoy viviendo un sueño del cual no quiero despertar,
un sueño hermoso que me regresa a la vida,
una falsa realidad que me confunde hasta la locura.

No comprendo la vida fuera de este sueño,
no tiene sentido vivir en el mundo real, sin sueños
sin ilusiones, sin vida.

Amo mi sueño por que es mi vida, no quiero regresar
quiero quedarme en el abstracto e iluso mundo de mi soñar
aquí soy feliz, aquí puedo vivir.

Oculta en el engaño de una vida adaptada a una ilusión
en el helado y oscuro escenario que da calor a mi vida
en una felicidad irreal.

La inexistencia de lo aparente se vuelve verdadero
tan sólo al tocar el borde de mis dedos, llegando hasta mis ojos
cubriéndolos con una densa bruma.

No puedo mirar de frente por que ofuscaría mis sentidos y quizás
podría despertar y chocaría con una muralla dura de verdades
que me azotarían hasta verme hecha trizas.

Donde cada partícula mía desearía y suplicaría no haberse
dado cuanta nunca de que su realidad era nada más que un sueño
Y en donde mis últimos suspiros serían aún para ti siendo lo único
real que queda.

Mi muerte

Mañana cuando despiertes ya no estaré a tu lado, mañana cuando amanezca yo me habré ido para siempre.

No sabrás nada de mí y será como si jamás hubiera existido, me buscarás seguramente pero en vano será.

Ya no verás mi sonrisa dándote la bienvenida a los lejos, no tendrás mis abrazos pues me habré marchado eternamente.

Mis besos no serán más tuyos, extrañarás mi aroma en tus manos y en tus vestiduras y rogarás al cielo por mi retorno.

No dormirás ya jamás con tranquilidad pues la culpa te perseguirá cual verdugo a su presa y buscarás mi mirada en ojos ajenos pero no hallarás ni rastros.

Besarás mi nombre cada fría tarde de invierno y extrañarás mi calidez y mi aliento en tu espacio, en tu ser.

Morirás como yo he muerto buscando tus manos y sin hallarlas, morirás deseando retroceder el tiempo.
Morirás deseándome a tu lado pero sólo morirás y ni la muerte apartará tus pensamientos de mi y ese será tu castigo.

Buscando ser otra

Había tocado más de las 11 cuando Sandra se despidió de Gonzalo, su presencia casi gélida, casi espectral herían a la desventurada joven.

Sandra no decía nada, todo lo callaba, vivía su tristeza en silencio, fingiendo día a día su sonrisa, respondiendo con alegría un saludo, reprimiendo aún en la soledad de su alcoba cientos de lágrimas que morían por brotar.

Sus pies se sentían cansados ya de caminar y la agonía flagelante de la desdicha se estaba apoderando lentamente de su ser, como una lúgubre sombra que consumía todo rastro de luz existente.

Ya en casa sentose en silencio pensando en Gonzalo, en cuanto lo amaba y en que a él parecía no importarle mucho, sentía que él no valoraba ese sentimiento puro de entrega y desinterés. Pensaba en que muchas veces sólo respondía a su afecto con una rauda sonrisa que se esfumaba cual estrella fugaz.

De pronto su rostro se encontraba empapado mientras sus ojos miraban sin mirar, sin parpadear, tan sólo dejando escapar su dolor transformado en gotas salinas que empapaban sus mejillas y rodaban hasta caer al piso una tras otra.

Todo lo que deseaba era estar sola, dormir y olvidarse de todo, despertar un día transformada en otra, como una crisálida transformada en mariposa. Esa noche Sandra llegó a la penosa conclusión de que jamás sería feliz sólo siendo ella.

Su alma envenenada por la amargura convertía en trizas todo lo que ella conocía por bello, aún Gonzalo no se escapaba de esta realidad y sin embargo el podría haber revertido su actual realidad.

La pobre Sandra ya no vivía, simplemente agonizaba en silencio.

martes, 26 de agosto de 2008

En el olvido

Ella miraba casi por inercia la ventana de la que ahora era su habitación. Podía ver claramente como el sol llegaba casi hasta la mitad de la habitación como queriendo extenderle sus ardientes brazos. Temerosa se incorporó sobre sus blancos, delgados y débiles pies. A cada paso que daba parecía que flotaba ligeramente, quería llegar a la ventana; esa había sido su rutina desde hace ya muchos días.

Parecía como si llegando a la ventana y observando el apacible paisaje podría recordar aunque sea sólo pasajes de una vida pasada; pero sólo era la ilusión, la esperanza de que eso sucediera. El la observaba pero parecía ser casi invisible ente los ojos de aquella extraña princesa encantada, no sabía que hacer para despertarla de su trance, la desesperación, como el goteo incesante de una cañería carcomía muchas veces su alma.

Cada tarde después del trabajo él caminaba lentamente como tratando de encontrar una respuesta a sus interminables cuestionarios, a veces se quedaba viendo una florería y decidía llevarle un ramo de alguna flor, no importa que no sea su favorita sólo quería alegrarla por un instante o dos. Para su pesar, todo era en vano, no parecía ni siquiera inmutarla la hermosura de las flores, no la conmovía acaso que aquel apuesto caballero la fuera a visitar casi todos los días?, ¿qué pasaría si no fuera a visitarla más?... las preguntas fluían como sabia de los árboles para caer y consumirse en algún instante.

La niña seguía parada mirando como quien se perdió en el tiempo, como recordando algo. Quizás ella estaba realmente intentando eso, recordar quien era él y que hacía ella en ese espacio adoptado como suyo. Por primera vez el joven decidió ir hacia la doncella, acariciar suavemente sus cabellos y besar sus frías y delicadas manos; por un momento le pareció que ella cambió el enfoque de sus luceros perdidos, ya no miraba la ventana, ahora lo miraba de frente, sus ojos se clavaron en los de él.

Para aquel mozuelo de ojos claros fue una emoción muy grande haber visto a la pequeña damisela mirarlo, parecía que por fin despertaría aunque sea un poco, pero inesperadamente ella comenzó a gritar y alejarse furiosa como quien ha sido herida de muerte.

El muchacho tuvo que irse, no quería importunarla más, había tenido suficientes emociones por ese día pensó, ya mañana será otro día, con suerte no recordará nada de lo sucedido y seguirá perdida en su nuevo mundo que se niega abandonar.

El último timbrado

Justo al cerrarse por fin la puerta un hilo de lágrima corría nuevamente por sus ya húmedas mejillas pensando que el gran amor de su vida ya no lo era más, pensar que todo lo que había soñado no eran otra cosa que bellos sueños y Daniela sabía bien que los sueños no se cumplían, que eso era sólo en los cuentos de hadas que leía de niña.

Ese día hubiera sido perfecto, Daniela estaba feliz de saber que horas más tarde vería al dueño de su corazón; cuando por fin sonó el timbre y corrió para abrirle las puertas de su hogar creyó desconocer al hombre que entro por aquella puerta, era su cara...si, claro que si, pero su comportamiento frío casi congelante y la culpabilidad en su rostro, hicieron una línea más en su ya dañado corazón, una vez más todo el amor que ella sentía fue menguando. No entendía como era posible que aquel ser una vez extraordinario no se diera cuenta que estaba matando el amor que ella le entregaba tan pura y tiernamente.

Una vez más Daniela se sentó en su viejo escritorio de madera fijando su mirada en un cuadro que alguna vez su amado le había regalado, no podía creer que fuera ella la que tomaría tan drástica decisión y estaba segura que tampoco Gonzalo esperaba eso; jamás hubiera imaginado por su soberbia cabeza que Daniela podía mandar todo por la borda. La presión que sentía por no saber que pasaría luego era desesperante y agobiante, eran miles de espinas clavándose en sus pies y mientras ella intentaba sacarlos uno a uno, se encontraba con más y más hasta hacerla desistir de su intento. Ohh Dios!!! fue tanto el tiempo que pasaron juntos, fue demasiado el tiempo que habían vivido y compartido el uno junto al otro.

Inmersa en pensamientos futuros y antiguos recuerdos, no escuchó el teléfono que se desesperaba por hacerse escuchar. Por fin cuando dejo su incesante y desesperante ruidito ella despertó de su viaje a otra galaxia para oír que tenía un mensaje en su casilla de voz, por inercia cogió el frío teléfono y pudo escuchar una voz que con mimos le deseaba una feliz noche y recordándole que mañana en la noche iría a recogerla del trabajo.

Por un momento esa llamada hizo desistir a Daniela de su ya tomada decisión, pensó que todavía había mucho del amor que Gonzalo había sembrado en ella, pero viendo su rostro húmedo y cansado en el marco plateado del cuadro, cambió nuevamente de parecer; ya no podía seguir siendo la que aguarda, no podía simplemente esperar a que el voluble carácter de Gonzalo arrasará con todo lo bello que Daniela aún tenía dentro.

Desde que se conocieron e iniciaron su larga historia no siempre había sido así, ya después de mucho tiempo las cosas cambiaron y Daniela pudo darse cuenta y tomar la determinación de prescindir de aquel hombre para continuar por su incierto camino. Ya no más pensó ella y lloró por última vez su destino, cogió el teléfono, marcó lentamente su número, timbró, timbró..., no encontró respuesta y colgó..., no quiso intentarlo nuevamente, sólo cogió su maleta de mano con todo lo necesario y salió sin rumbo definido dejando atrás a una vida casi en ruinas.

miércoles, 20 de agosto de 2008

19:24

Después de una caminata involuntaria debido a que el autobús los había dejado bastante lejos de su paradero, Sebastián sugirió sentarse y descansar. Gabriella lo miró sonriente y placenteramente desafiante dijo que ella no estaba cansada y podía seguir caminando mucho más; Sebastián la miro de soslayo admitiendo que era un flojo pero accedió a seguir caminando.

Acordaron seguir la ruta que permitía ver la inmensidad del océano donde la vista se perdía a la lejanía. La paz del lugar pronto se había apoderado de Gabriella y mientras sonreía oprimía tiernamente las manos de Sebastián.

Después de haber caminado unos 15 minutos más, Gabriella propuso preguntar por la calle que buscaban sólo para asegurarse de que no estaban perdidos. Felizmente habían estado siguiendo el camino correcto. Ambos caminaban bromeándose de cuando en cuando. Algunas veces Gabriella fingía haberse molestado para que Sebastián la engriera un poco, no siempre obtenía el resultado deseado, pero no perdía nada con intentarlo.

Llegaron a la dirección indicada, dejaron unos documentos que tenían por encargo y se dirigieron a casa de Gabriella. En el camino cambiaron su ruta hacia uno de los parques, ambos tenían una conversación pendiente y lo mejor era hacerlo en un lugar tranquilo.

La noche era fresca y el ambiente despejado, rodeado de árboles y el agua que corría cerca de ellos creaba un ambiente propicio para que Gabriella apoyara su cabeza en el pecho de Sebastián. La luna esa noche se había asomado en todo su esplendor dejando ver su brillante palidez a través de las nubes que intentaban opacarla cada cierto tiempo.

Después de una corta pero importante conversación, Sebastián miró a los ojos de Gabriella y pronunció aquellas palabras que ella había estado esperando durante ya algún tiempo atrás. “Quieres ser mi enamorada?”. Los ojos de Gabriella sólo atinaron a brillar más, ese brillo que sólo se puede observar en una persona enamorada, y sin decir palabra alguna juntó sus labios a los de Sebastián plasmándolo en un apasionado beso, luego llena de alegría le sonrió ampliamente y contestó con un “Me encantaría”.

Se abrazaron fuertemente, se dijeron muchas veces cuanto se querían antes de despedirse y luego ambos se dirigieron a sus respectivos hogares. Gabriella caminó lentamente por entre los viejos árboles y a medio sonreír seguía repasando todo lo sucedido, pensaba en las palabras de Sebastián, en sus manos, en sus ojos y necesitaba que alguien la zarandeara un poco para saber si todo era un maravilloso sueño o finalmente se había tornado en realidad.

Un mensaje y la voz de Sebastián al otro lado del teléfono le confirmaron que todo era cierto, que Sebastián y ella por fin estaban juntos. Esa noche Gabriella soñó como siempre en él, esa noche Gabriella voló en sus sueños y dejo su alma junto a su amado Sebastián, esa noche, una historia iniciada en algún lugar del tiempo había permitido que sus caminos no sólo se crucen si no que por fin se vuelvan uno.

domingo, 10 de agosto de 2008

Mi angel guardian

Hoy descubrí que mi madre es más maravillosa de lo que pensé. Hace unas horas una persona quién debería ser muy grata para mi llamó a importunarla, mi madre respondió muy cordialmente y tuvo que escuchar una serie de calificativos nada gratos hacia mi persona. En un impulso estuvo a punto de cortarle el teléfono, pero con lo educada y delicada que es, no lo hizo y se limitó a contestarle sólo ciertas cosas. Cuanto me enteré de la situación, lo primero que hice fue llamarla y mi madre con toda la dulzura que le caracteriza, sólo me dijo “ay hijita, me han malogrado la noche, pero no te preocupes ya en la casa hablamos con tranquilidad”.

El tono de su voz me tranquilizó y me preocupó al mismo tiempo. Me quedé trabajando en mi computadora en algunos cuadros que tenía pendiente por el simple hecho de mantenerme ocupada, pero la espere con impaciencia. Cuando llegó preparó la cena y nos llamó a todos a cenar. Yo esperé minuto tras minuto que me dijera algo pero no lo hizo. Y tuvimos una cena agradable y tranquila.

Cuando subí a mi habitación mi madre me contó parte de la conversación sostenida, digo parte por que según me dijo ella “mi educación no me permite repetir la serie de cosas que me ha dicho” y se limitó a resumirlo en lo más importante. Al inicio muy dolida y con los ojos brillantes pero luego tornó su voz en más firme y dulce.

Yo respondí lo que tenía que responder y las cosas que pensaba en aquel momento. Mi madre al final me dijo “Tu eres una persona muy valiosa, talentosa, maravillosa e inteligente” yo le sonreí y afirmé con la cabeza. Esta noche mi madre me dijo muchas cosas que resultaron una lección valiosa de amor y comprensión.

Debo admitir que mi madre es mi Ángel Guardián y ruego a Dios que al llegar a su edad tenga aquella sabiduría, amor, paciencia, delicadeza, inteligencia y tacto para criar a mis hijos. Hoy mi madre me demostró una vez más lo incomparable, asombrosa y extraordinaria que es.

No tengo nada más que decir “Gracias madre mía por ser como eres y por cuidar de tus hijos con amor y comprensión, gracias por enseñarnos que un grito no resuelve nada, gracias por recordarnos día a día lo valiosos que somos para ti y cuanto confías en nosotros a pesar de todo… te amo madre mía”

martes, 5 de agosto de 2008

Entre dudas y certezas

Nota del autor:
Una carta escrita a Sebastián hace algún tiempo atras antes de que muchas cosas ocurran... la situación actual es diferente, en su momento esta carta tuvo un gran significado para ambas partes... ahora tiene otro signficado dada la situación actual.
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Es un poco mas de las 12 de la noche y el sueño me ha abandonado … Morfeo se ha alejado hoy y el silencio de la noche se mofa de mi con su risa sarcástica….

Aún mantengo mis puertas abiertas mientras siento que el frío va colándose inevitablemente en estas paredes a la cual llamo habitación. Mi cama todavía tendida no me invita a sumergirme en ella.

Mis pensamientos repasan una y otra vez las mismas escenas pasadas durante estas últimas semanas, mi entendimiento no logra captar todas las respuestas que desearía. El tiempo sólo pasa y no hay manera de retrocederlo y si podría tampoco sé si lo haría…

Llevo tu sonrisa, tus besos en mis labios, tus manos junto a las mías y mi mente está ahora pensando en nada más que un hombre y acario tu nombre en el aire como aferrándome a el, como deseando abrazarte para siempre… siento tu mirada en la mía; y mis pensamientos se vuelven más tuyos que míos. Mis minutos y mis horas te las he regalado como un tesoro preciado.

El reloj sigue avanzando y mi mente sigue divagando…¿Cómo se hace uno a un lado cuando se ha avanzado demasiado?… ¿Cómo se tira por la borda todo lo que uno siente ahora?, si me hago a un lado, sufriré y llorare lágrimas tan amargas como la hiel … si sigo en el camino, es correr un riesgo muy grande dónde al final es muy posible que termine sufriendo y llorando lágrimas amargas como la hiel… y si, al final sólo lloro de felicidad? … no creo en los “happy endings” … no he conocido ninguno … los cuentos de hadas de “Había una vez…. y vivieron felices por siempre” son sólo eso, historias que nos cuentan de niños haciéndonos creer insaciablemente en que ello pasará.

Quizás la única culpable de todo lo que estoy pasando sea simple y sencillamente yo… me tocará llorar al final de la historia? … Alguien una vez me dijo, uno no pierde lo que nunca fue de uno… yo te siento muy pegado a mi, a mi esencia; sin embargo,… tengo miedo y a veces no quiero avanzar por miedo a tropezar y caer….

He intentado sin éxito alejar mis pasos que muchas veces vacilantes y otras tantas seguros caminan hacia a ti atraídos como por imanes… todos mis caminos me llevan a ti como si no existiera una ruta alterna, como permitiéndome mágicamente que todo esto ocurra.

Cronos no se detiene y ya ha pasado cerca de una hora desde que me puse a escribir esta carta?... nota?... y siento la duda de enviarte o no lo que estoy plasmando en esta hoja fría y ficticia, después de todo no he escrito nada que no te haya dicho antes.

Te confesé tímidamente que me estoy enamorando irrevocablemente de ti… recuerdo en algún momento me pediste que no lo hiciera. Ya no hay vuelta que darle, esto no tiene reversa, no es un coche al que se puede retroceder y colocar justo donde queremos… ya estoy en medio de algo que hace mucho no sentía por nadie … wow, casi había olvidado lo que se sentía, lo que era…

Puedo sentir el palpitar de mi corazón al tan sólo escuchar la melodía de tu voz, puedo verte en mis sueños y sentir que eres mi compañero, tanto que hasta Morfeo ha decidido encargarte mis sueños por que sabe que competir contigo no es posible, prefiere tenerte como aliado y no perder a su gran amor.

Tu has llegado a complementar mi vida, a ponerle un brillo especial a mis días y un gota de miel a mis noches. Cuan placenteras son tus caricias, cuan hipnóticos tus besos y cuan apacibles son tus abrazos. No me gustaría que me faltaran nunca, más sé que no depende de mi y mis deseos. Paciencia me digo y al principio mis sentidos captan la idea pero de pronto enloquecen y mis ganas de tenerte para mi se hacen mayores. Paciencia me repito y mis palabras tocan hondo dándome fuerzas y convenciéndome de arriesgarlo el todo por el todo…

Mi espíritu salvaje de leona indomable me precede y afila sus garras y abre sus fauces amenazantes ante el peligro de perder algo que siente que es suyo… y con un rugido feroz intenta intimidar y marcar su territorio, mas cuando tu te vas acercando, retrae sus garras y sus facciones salvajes cambian a la de una felina inofensiva y vulnerable.

Nuevamente en mi pensamientos recorren las palabras arriesgarlo el todo por el todo … será suficiente si sólo viene de un lado? Y nuevamente las preguntas van rondando mis no tan claras ideas, obligándome a regresar al principio de la historia y convenciéndome de nuevo que cada día me vuelvo más tuya … y más a tu merced y a la espera de tus palabras finales que me darán la vida o me quitaran el último aliento que se irá al pronunciar tu nombre “Sebastián mi amor”

Son ya casi las dos de la mañana y siento una ganas incontrolables de estar a tu lado. Acabo de escuchar tu voz al otro lado del teléfono y un escalofriante miedo ha recorrido mi cuerpo, erizando mis vellos ante tu confesión. Siento tanto miedo de mañana despertar y no tenerte, siento tanto miedo de que esta historia llegue a su fin ….he quedado desprotegida en medio de una tormenta de nieve, cuyo frío me cala hasta los huesos… he quedado impaciente de saber que has concluido de todo esto…

Dispuesta a escucharte, dispuesta a entender todo lo que me tengas que decir… dispuesta a aceptar o enfrentarme a lo que venga… dispuesta a asumir mis responsabilidades …dispuesta a esperar, dispuesta a hacer lo que sea necesario …dispuesta a renunciar si me lo pides, dispuesta a aprender a amarte.

sábado, 2 de agosto de 2008

Buenos días mi amor!!!

Sus ojos se cruzaron aquella noche y sus perfumes se habían vuelto uno sólo. Gabriella intentaba esquivar los ojos de su amado en un vano intento por evadir su deseo. Los minutos transcurrían tan sonoramente como el palpitar de sus corazones.

Sebastián se acercó a sus labios, besándola tiernamente y volcándose en un beso apasionado que la encendía hasta convertirla en una fierecilla indomable. Despertando hasta sus más salvajes deseos y su más profunda pasión.

Sus manos aprisionaban la cintura de Gabriella, mientras ella había encontrado la desnudez de la espalda de su amado, tan cálida, tan anhelada. Sebastián subió sus manos lentamente hasta los pechos de Gabriella, quién tímidamente las aparto desconcertando a su amado.

Gabriella lentamente había despojado a su amado de sus prendas y el deseo por entregarse a él había aumentado. Ya no se negó a una caricia de Sebastián, dejando que desnudara hasta su alma. Sus alientos se entrecruzaban y el calor de sus cuerpos hacía hervir hasta la sangre de sus venas.

Sebastián susurraba hasta sus más profundos sentimientos al oído de Gabriella, quién sólo acariciaba cada centímetro de la tersa piel de Sebastián. Ella había cedido su más íntimo espacio, lo único que Sebastián aún no había tenido de ella.

Pasaban los segundos entre la pasión, entre profundos e interminables besos, dónde sus agitadas respiraciones y el calor de sus cuerpos habían empañado los vidrios de la habitación. Sus manos entrelazadas con fuerza, un te quiero más, las uñas de Gabriella clavándose en la piel de Sebastián y luego el silencio y la calma.

El amanecer los encontró abrazados tiernamente, acurrucados entre las sábanas, durmiendo con una pequeña sonrisa y respirando tan pausadamente. Una mañana más en sus vidas, un día más para compartir sus caminos, sus besos, sus caricias y por que no, sus deseos.

Buena suerte señor Gorsky!!!

Cuando el astronauta del Apolo Neil Armstrong pisó por primera vez la luna, no sólo dijo su famosa frase, "Un pequeño paso para el hombre, un enorme salto para la humanidad", sino que después hizo varios comentarios, los usuales de comunicación entre él, los otros astronautas y el centro de control. Sin embargo, justo al volver a la cápsula dijo algo enigmático:

- Buena suerte, señor Gorsky.

Mucha gente de la NASA pensó que sería un comentario casual acerca de algún cosmonauta soviético rival. Sin embargo, tras comprobarlo, no se encontró ningun Gorsky en ningún programa espacial, ni ruso ni norteamericano. A lo largo de los años, mucha gente interrogó a Armstrong acerca del significado de su comentario "Buena suerte, señor Gorsky", pero Armstrong se limitaba a sonreír siempre, sin decir nada.

Pero hace algunos años (el 5 de julio de 1995 en Tampa Bay, Florida), mientras respondía preguntas tras un discurso, un periodista sacó a relucir la famosa pregunta de 26 años de antigüedad. Esta vez por fin respondió. Mr. Gorsky había muerto, por lo que Neil Armstrong sentía que podía dar solución a la pregunta.

Cuando era un niño, estaba jugando al beisbol en el patio trasero con un amigo. Éste golpeo una bola con fuerza y la hizo aterrizar enfrente de la ventana del dormitorio de sus vecinos. Éstos eran el señor y la señora Gorsky.

Cuando Neil se inclinaba a recoger la pelota, oyó a la señora Gorsky gritándole al señor Gorsky:

- ¡¿Sexo?! ¡¿Quieres sexo?! ¡Tendrás sexo cuando el chico del vecino se pasee por la luna!
Dicen que es una historia verdadera…

viernes, 1 de agosto de 2008

Un obsequio para el alma

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros
Los "poetas vivos".
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas...


Walt Whitman

jueves, 31 de julio de 2008

Un día gris

A dónde se marchó mi luna inspiradora, dónde se escondió el sol, porque oculta su ardiente rostro dejándome en tinieblas. Gotas gruesas de rocío caen por mi rostro siendo mi única compañía en este día eterno.

No existen las estrellas hoy, no hay viento…sólo el mar bravío deja escuchar su rugido desgarrando una vez más mi corazón adolorido. Gotas gruesas de color escarlata empapan el suelo por dónde mis pasos deambulan.

Por dónde caminar sin desfallecer y morir lentamente…dónde están tus ojos ahora que los necesito para ver en esta negra noche. Gotas gruesas de dolor impregnan mi alma llena de agonía.

No existe el frío o el calor…sólo esta muerte triste y lenta que carcome cada centímetro de dicha, de felicidad, de placer. Gotas gruesas de amargura envenenan mis labios ahora pálidos y secos.

De dónde salió la sombría presencia de la tristeza, en dónde escondió tus dedos largos y fríos como la muerte misma. Gotas gruesas de desdicha van tiñendo de azul un día claro que aún lleva tu nombre.

miércoles, 30 de julio de 2008

Mi amado

Tu recuerdo se esfumó entre mis dedos, tu silencio me habló al amanecer pero yo no estaba más para ti. Mis oídos se cerraron a tu voz y mis labios olvidaron como se pronuncia tu nombre.

Un día te marchaste y me fui a tu encuentro mas tus pasos siempre estaban lejos de los míos. Un día no encontré tu rastro y no supe a donde ir a buscarte. Creí encontrar tus huellas sin embargo me regresaron a las míos.

Me llamaste a la distancia mas en tu voz no reconocí mi nombre y seguí otro camino. Volví la mirada de cuando en cuando para ver si aún podía ver tu reflejo en algún rocío del amanecer pero sólo era el mío pintado de azul.

Avance un trecho desconocido, sin miedo y sin premuras y me adentre en otro mundo. Una voz familiar pronunció mi nombre en un lenguaje ajeno para mis oídos pero tan nítido para mi corazón.

Tus huellas ya se habían perdido y en mi loco caminar otro aroma me guiaba hacía el y sin pensarlo ya sus brazos me cobijaban y su aliento me volvió a la vida.

Quiero ver nacer un nuevo día abrigada en tu pecho y si eres tan sólo un sueño ya no quiero despertar amado mío

sábado, 26 de julio de 2008

Príncipes no tan azules

Por mucho tiempo llegué a creer en los “príncipes azules”, aquellos apuestos caballeros que rescatan princesas desvalidas. Y viví mucho tiempo a la espera de conocer uno.

Cierto que yo no era una princesa, ni tampoco era desvalida, pero nada me costaba soñar. Hasta que por fin un día ese sueño se hizo realidad… y ahí estaba él, mi príncipe azul. A decir verdad no era príncipe y menos azul, por cierto tampoco tenía caballo. Pero ahí estaba ante mis ojos el soñado caballero.

En un primer momento, rehuída su mirada pero conforme pasaron los minutos ya no lo hacía y al cabo de unos instantes, mi príncipe se había acercado a presentarse e invitarme muy cordialmente a tomar un café. Yo todavía encandilada por aquel mozuelo de sonrisa perfecta, acepté con el mayor gusto del mundo.

Aquella tarde fue muy amena y placentera y por ende quedamos en vernos en otro momento. Intercambiamos números de teléfono y correos electrónicos, era un príncipe moderno. Cuando se fue me quedé pensando en sus cabellos ligeramente rizados y en sus ojos castaños y profundos, estaba embobada y me preguntaba de que cuento se había escapado.

Sin embargo, en las siguientes salidas, el encanto del príncipe aminoraba paulatinamente. No era ni la mitad de romántico que había pensado, no quería un dulce a mi lado, pero tampoco un desinteresado total en ese aspecto. Lo más lindo que me dijo durante todo el tiempo que lo frecuente fue un “Me interesas demasiado Gabriella”.

Para mi fue un “ohhhhhh” pero todo quedo en suspiros, esperaba que después de eso me dijera algo más… pero estaba esperando por gusto. Ya la venda inicial del primer encuentro se había caído con todos aquellos “detalles” y pude darme cuenta de lo superficial que podía llegar a ser.

Se preocupaba sólo por su físico y el mio y de cuanto tengo que cuidarme para verme bien y pareciera que para estar junto a él, tendría que cuidarme por el resto de mi vida hasta que la cordura nos separe. Eso indiscutiblemente no tenía sentido para mi.

De pronto mi “príncipe azul” resultó un pretencioso y arrogante jovenzuelo, era la antítesis de lo que yo esperaba de un príncipe y después de hablarlo con él, decidí abandonar el cuento.

Ahora pienso, dónde están aquellos príncipes azueles? Acaso la modernidad arrasó con todos ellos?... Llámenme ilusa pero yo aún sigo esperándolo, cuanto tarde en aparecer.. no lo sé, espero no mucho y espero valga la pena esta vez.

Te quiero

Hace algunos días tuve el gusto de hablar con un amigo al que estimo mucho pero por diferentes razones, no había podido conversar con él desde hace algún tiempo. Al final de la conversación me dijo algo que extrañamente me sonó curioso, “oye, te quiero” y agregó “es una campaña que estoy haciendo, hay que decirlo más seguido, no?”.

Esa noche me puse a pensar a cuantas personas les he dicho “te quiero” últimamente. Estoy conciente de que si lo hago con algunas personas, pero no con todas. Será que asumimos, que ya por demás las personas que nos rodean saben que las queremos y en ese asumir ya no lo decimos.

Muchas veces, esas palabras mágicas “te quiero” es la que esperamos escuchar y no sólo eso, si no que necesitamos escuchar o leerlo en todo caso. A quien no le gusta sentirse querido, sentir que los demás realmente nos valoran.

Un “te quiero” puede transformar una mañana gris, un “te quiero” puede arrancar una sonrisa, un “te quiero” puede levantarte si has caído…. un “te quiero” puede cambiarte la vida… así de simple.

Sé que es bastante idealista pensar que todos nos diremos “te quiero” más seguido pero alguien tiene que dar el primer paso, verdad?...

viernes, 25 de julio de 2008

Amistades recuperadas

En esos días de no saber realmente por donde estoy caminando conocí a un hombre lo bastante interesante como para quedarse conversando una apacible tarde de primavera, pero no lo hice. Sólo atiné a pensar, "seremos grandes amigos".

Nada es producto del azar, todo pasa por alguna razón. A primera luz de la verdad, éramos simple y llanamente un par de locos que conversaban de todo, hasta de las tonterías más grandes, buscando un motivo para carcajearnos.

Alguien a quién estimo muchísimo me había recomendado no pasar tanto tiempo con una sola persona, es “pe- li – gro- so”, que dije yo “naaa”. Con el pasar de los días ese “naaa” se quedo sin argumentos. Ya empezaron esas búsquedas de quedarse más tiempo a solas.

Ahora ya no había un “naaa” que decir, ahora era un “hey, tenía razón” y después de un beso tímidamente dado, siguió una especie de romance más pasional que cualquier otra cosa. Llegué a pensar en “no importa, no me siento mal”.

No pasó mucho tiempo, hasta que un día de esos que llegan de vez en mes como dice la canción de Arjona, esos días que tienen diferentes efectos en cada fémina, me ponga a pensar en que tan bien me siento con eso y en si debería o no de continuar.

Éramos concientes de que ni él ni yo queríamos llegar a más en esa pequeña aventura; sin embargo, no dijimos nada y bueno continuamos alimentando la “pasión” temporal. Obviamente no era algo que hayamos estado contando a amigos, era nuestro otro lado de la luna.

En fin, nuestro camino había llegado a su parte concluyente y las cosas simplemente se dieron. Por diversos motivos los dos nos mantuvimos ocupados en diversos asuntos y si bien es cierto hablábamos seguido, la pasión existente fue muriendo, eso puedo afirmarlo de mi parte, y la amistad inicial salió nuevamente a flote.

Nos equivocamos?, es muy posible. Pero como dicen no hay que llorar sobre leche derramada. No voy a negar que la pasé bien equellas épocas, mas ahora estoy en otra etapa dónde si pienso mejor las cosas, ya no lo haría, donde mis propósitos son otros, donde mi camino es otro.

Realmente ese fue un juego peligroso, de doble filo. Para suerte de ambos, seguimos siendo buenos amigos hablando de todo un poco cada vez que podemos; pero no siempre estos asuntos resultan bien. Consejo, pensar bien antes de hacer alguna cosa y si decides hacerlo asumir los riesgos que esto trae consigo, vale decir, perder una amistad.

jueves, 24 de julio de 2008

Mi melancolía

Hay días en los que te extraño mucho, miro al cielo y pienso que debajo de esta bóveda azul estás tu en algún lugar de esta tierra hermosa. En un intento por escapar temporalmente de tu recuerdo me ocupo en algo, mas mis pensamientos no logro apartarlos de ti. Es increíble como has ocupado tan pronto y tan considerablemente mis días.

Un 24 sucedió algo mucho más que especial, algo indescriptible, lograste borrar más de una marca existente, logre olvidar pequeños retazos que aún podrían haber quedado ocultos en algún lugar de mi corazón.

Justo hoy, he sentido ganas de abrazarte tan fuerte y no dejar que te fueras nunca…mi melancolía se apodera de mi, en un día especialmente hermoso. Tus huellas están tan presentes en todo lo que hago.

Hoy sentí tu aroma entrando por mi ventana embriagando tiernamente mi habitación, tu voz que me llamaba, encrespando mis vellos… pero sólo era el viento, sólo era mi imaginación volando a mil.

A pesar de todo, el día se ha pasado con relativa rapidez… este 24 el día está abandonando su existencia dejando paso a uno nuevo… dónde sólo cambiará la fecha, dónde el extrañarte seguirá quizás con menos intensidad, o quizás no.

Me dormiré en mi mullido lecho, soñaré con tus labios y te robaré un beso cuando estés distraído, soñaré con tus ojos y reflejaré mis deseos en ellos. Soñaré… en un intento desesperado de que mis sueños te traigan hacia mi o me lleven irremediablemente a ti.

miércoles, 23 de julio de 2008

Cierra los ojos!!!

- Cierra los ojos!!!
- Pero me voy a caer!!!
- Nooo, yo te guiaré, vamos ciérralos!!!

Así accedí a cerrar los ojos y temerosamente deje que Gian Luca guiara mis pasos. El camino se hizo un poco más largo de lo habitual y sólo podía sentir sus manos en mis hombros y la tenue luz de la calle.

De pronto el camino se hizo más suave y Gian Luca hizo que me detenga en cierto lugar. Luego sentí como se cerraba una puerta, el ambiente que recuerdo tenia un aroma agradable, no distinguía si eran flores y me intrigaba el piso suave. Yo seguía parada en lo que aparentemente era el medio de su departamento. En mi rostro dibuje una sonrisa y pregunte si ya podía abrir los ojos. El contestó que aun no y pude darme cuenta de que estaba encendiendo velas, ya no sentía la penumbra.

En un momento me dijo que extendiera mi brazos como si fuera a sostener algo, dudando y sin premura lo hice y en ese momento me pidió que abriera los ojos. Wow!!! Era un hermoso ramo de rosas lo que tenía entre mis brazos y eran miles de pétalos de rosas bajo mis pies y regados por todo el recinto, eran velas de colores las que iluminaban calidamente la habitación.

Mi cara era de absoluta sorpresa, tarde un poco en regresar a la realidad y cuando lo hice no pude más que abrazarlo y darle un beso con la mayor emoción. Me sentí tan tremendamente halagada por todos los detalles. “Es en compensación por haber estado ausente tanto tiempo” diciendo esto me sentó a la mesa.

Había preparada una cena bastante agradable con vino incluido y se había tomado la molestia de que todo quedara en perfecto orden para una velada asombrosa. Fue una de las sorpresas más bellas que alguien podría haberme ofrecido hasta aquel momento.

Culminamos de cenar calmadamente y luego nos terminamos el vino, conversamos un poco, reímos otro tanto y guardamos silencio también. Ya muy avanzada la noche, el sueño se había apoderado de nosotros. El se recostó y yo junto a él; su mirada me buscaba, sus labios me deseaban pero yo no quería más que descansar un poco antes de ir a casa.

Habían pasado ya un par de horas cuando decidí partir a mi hogar. Me aliste para salir, me volví a peinar y a ponerme un poco de lápiz labial. “Gian Luca ya vamos”… pero no me respondió, él se había quedado dormido y entre sueños me dijo “duérmete conmigo, es tarde” y se acomodó en su almohada. Mi desesperación se acrecentaba ante no poder ni saber como salir y regresar a casa. Yo hasta ese tiempo, era muy miedosa, casi no salía sola y estaba acostumbrada a que me recogieran y dejaran en casa. Era incapaz de coger sus llaves y salir en busca de un taxi a esas horas de la madrugada.

Varias veces intente despertarlo y pedirle que me llevara a casa, pero fue en vano. Yo no pude conciliar el sueño, miré mi reloj y mi permiso ya había pasado abismalmente de sus límites. Eran las 3 de la mañana cuando decidí sentarme junto a la ventana y ver angustiosamente como pasaban los minutos lentamente. Mis ojos permanecían abiertos y algo húmedos por la impotencia de no poder hacer nada. Recliné mi cabeza en mis rodillas, cambie de posición, mire de reojo a Gian Luca, quien dormía ajeno a mi angustia. Volví a mi posición original a seguir observando la oscura noche.

De pronto la eternidad de la noche había empezado a clarear, dejando ver las siluetas de las casas del vecindario y a lo lejos la neblina típica de una mañana limeña. Me volví a levantar y nuevamente me acicale cual felina, con toques de agua nada más. En ese momento Gian Luca se dio cuanta que no había dormido toda la noche y su mirada fue de tristeza y reproche hacia si mismo.

Caminamos a un lugar donde podría irme con tranquilidad, le di un beso intentando tranquilizarlo y desaparecí de su vista. Ya camino a casa no pensé en otra cosa que el sermón que me esperaba y quien sabe que cosas más. Hasta ese día nunca me había quedado a dormir fuera de casa, a menos que sea en la casa de algún familiar. Supuse que en mi casa encontraría esa mezcla de preocupación, decepción y rabia, una combinación nada agradable.

Llegué a casa a las 6 con 30 de la mañana y ni bien abrí la puerta escuche mi nombre dicho con rudeza. Mi rostro se lleno de lágrimas, cerré los ojos, entre a la sala y no tuve más remedio que enfrentarme a mi castigo.

Universidad para toda la vida

Esta bien, lo diré una vez más, extraño la universidad!!!. No puedo creer que lo este diciendo, algunos años e incluso meses atrás me había repetido muchas veces cosas como: detesto la universidad, ya quiero estar lejos, no la soporto, jamás la extrañaré. Nada más falso.

Después de terminar la universidad, una mañana desperté con una melancolía que se asomaba grandemente en lo más hondo de mi pecho. Creo que ese día pasé recordando desde el momento en que me paré frente a una edificación de proporciones mayores, buscando la sala que me correspondía para dar mi examen de selección. Cuando por fin llegue al recinto, encontré las mismas caras de preocupación y nerviosismo que la mía, me sentí más aliviada.

Los resultados obtenidos en aquel examen obviamente fueron positivos, de lo contrario no existiría este relato. Recordé cuando por primera vez pisé una de las aulas. Aquellos primeros meses era la más empeñosa, me preocupaba por detalles mínimos y tomaba nota hasta de lo que ya sabía por demás. Con el pasar del tiempo me volví más analítica y aprendí a filtrar información.

Cuanta gente ha pasado a través de ese camino…personas que he tenido el gusto de conocer pero que por diversos motivos ya no los veo, algunas de esas personas dejaron gratos recuerdos y se que a la distancia también me recuerdan. En uno de esos ciclos de estudio tuve la suerte de conocer a un pequeño grupo de chicas con las que congeniamos mágicamente. Desde aquellos días hemos compartido más que simplemente alegrías. Hemos llorado juntas en algún momento, hemos pasado malas noches y otras muy buenas. Siempre he dicho lo mejor que una persona puede conseguir son los verdaderos amigos.

Recuerdo con cariño a los profesores, algunos de ellos muy carismáticos que ponían el toque de alegría y entusiasmo a las clases, otros un tanto más estrictos que nos lograban poner hasta tensos. Todos aquellos momentos, los exámenes bien dados, los que uno sentía ganas de esconderlo por la pésima nota obtenida, los trabajos hechos a última hora, los elaborados, los olvidados, los pasados por alto.

Todo en conjunto ha sido una gran experiencia en mi vida, no puedo negarlo que le tengo mucho cariño a mi universidad, no por los títulos de calidad que pueda tener, si no por que he aprendido mucho más que materias dictadas en las aulas.

Hoy quiero enviar un saludo muy cariñoso no sólo a aquellas cuatro chicas con las que usualmente hablo, el grupo “Sex and the City”, si no a todos aquellos amigos que he conocido en estos últimos ciclos y a todos aquellos con los que no hablo seguido pero que ocupan un lugar importante en mi corazón por que de una u otra forma han hecho mucho por mi.

Nacimiento de una brujita

Cariñosamente algunas personas me han bautizado como “brujita”, los motivos aun no me han quedado completamente claros pero haré el intento por buscar respuestas.

Muchas personas saben que soy fanática de los libros de Harry Potter y que he leído ávidamente cada uno de ellos; por ese lado podríamos decir que soy una especie de brujita. En años pasados he jugado a ser un personaje del mencionado libro y hasta tenía una varita, gentileza de un amigo a quién trágicamente o maravillosamente sumergí en ese mundo de fantasías. Hasta ahora tengo esa varita y cada vez que la veo no dudo en lanzar al aire uno que otro encantamiento, claro que nada ocurre, si estaría en una película seguramente sonaría el clásico grillito y nada más.

Ahora bien, ese podría ser un buen motivo para llamarme “brujita”; pero aun no satisface del todo mis respuestas debido a que no tengo la certeza de que todos sepan ese lado “mágico” que me apasiona tanto. Aquí va un segundo motivo también poderoso que son mis cabellos rebeldes y desordenados, hasta ahora sigo sufriendo con mi cabello cada vez que tengo una entrevista de trabajo, últimamente ni las cremas para peinar funcionan del todo bien.

En algún momento en casa me han dicho “oye bruja” refiriéndose a mis cabellos, los cuales muchos admiran por que no saben a lo que me enfrento cada mañana. Esas serían básicamente las razones más sensatas a mi entender.

Otra razón más egocéntrica y por que no decirlo pretenciosa de mi parte, sería haber hechizado a algún incauto galán que ha tenido la casi fortuna de cruzarse en mi camino. Claro que está razón solo es valido para algunos escasos casos pero por que no ponerlo en la lista de “posibles respuestas”. Déjenme subirme un poquito el ego, a nadie le hace daño darse un poco de valor y cariño.

A pesar de estas razones mi curiosidad no ha sido satisfecha así que si alguien conoce una razón más o apoya una de estas por favor no dude en hacérmelo saber. Soy demasiado curiosa como para vivir con esta duda.

martes, 22 de julio de 2008

Entre la línea de lo correcto y lo errado

Como saber si lo que estás haciendo es lo correcto o no? Estoy segura de que más de una vez y más de uno de nosotros, si no somos todos, nos hemos visto en situaciones en dónde no estamos tan seguros de que estamos haciendo lo correcto.

Alguien me dijo, que cuando uno hace las cosas bien, se sentirá bien y satisfecho… no estoy del todo de acuerdo… hay situaciones en las cuales hacer algo que sentimos es lo correcto cuesta muchísimo, por diversos motivos, es negarse quizás hacer algo en el presente para logra un bien en el futuro y no hablo de cosas materiales.

Decidí hacer las cosas de manera correcta y prometí hacerlo, aunque a veces siento que esa promesa es mi condena. He tenido varias veces que recapitular por que lo estoy haciendo o en todo caso por que no estoy haciendo lo que tanto deseo.

El hacer las cosas que consideramos correctas conlleva a una causa y efecto, las cuales debemos estar dispuestos a afrontar, como dije antes para poder lograr resultados. Actuar bien siempre tendrá buenas consecuencias y siempre se cosechará algo positivo.

Nadie dijo que lo correcto es fácil, y a su vez nadie dijo que lo fácil es lo errado; a mi parecer, todo dependerá de cual sea la situación y que tan superficial o profundo pueda ser.

Por ahora seguiré haciendo lo que asumo es lo mejor no sólo para mi si no para aquella persona que se ha encargado de robarse día a día un pedacito de mi corazón.

Cuando las historias se cruzan

Usualmente yo detesto ser despertada a mitad de la noche y cuando eso sucedía lo primero que hacía era renegar antes de acudir a un llamado o de contestar el teléfono con su chillido incesante. Muchas veces después de ser abruptamente arrancada del país de los sueños me he quedado viendo mis cuatro paredes o escuchando el “tic tac” del reloj; fácilmente podía pasarme mucho tiempo antes de poder volver a dormir. Y de repente sucedió, una llamada me despertó a mitad de mi confortable sueño… le contesté con mi voz de engreía, hablamos un buen rato y me quede sonriendo pensando en lo agradable que era hablar con él. Me volví para acomodar mi cabeza en otro lado y me dormí plácidamente. Es increíble como cuando alguien realmente te interesa, muchas veces cambia tus hábitos y tu manera de actuar.

Yo misma me sonreí y dije “ya estas frita” … el tiempo me dio la razón. Si no nada de lo ocurrido aquel bendito 17 se habría dado. Analizando la situación, esta historia realmente inició aquel día?, es suficiente unas copitas de Tekila para saber que alguien esta transformando tus días? A mi parecer no… creo simplemente que esta historia ya se fue escribiendo poco a poco desde hacía tiempo atrás. Cuando exactamente, no lo sé, quizás mucho antes de aquellas noches en las cuales podía pasarme horas al teléfono hablando con él y al día siguiente no poder ni querer levantarme.

Sería cuestión de ponerme a pensar un poco y no sólo en el presente. Aunque, alguien una vez me dijo: “ya no pienses tanto en como paso, piensa en que sucedió y vive el presente y guarda un poco para el futuro”. Quedará de tarea para esta noche y consultarlo una vez más con mi almohada.

Se que en algún lugar de Lima tu también habrás dedicado unos minutos para pensar en mi. Se que también has pensado en por qué si soy tan dormilona no te he mandado a rodar a mitad de la noche y sé también que te has respondido, por que las razones las sabes y de sobra.

Intentos

Esta carta no fue enviada en su tiempo, ni a la persona a quien fue dirigida. Cuando se la envié por fin, fue como enviarle un escrito más y creo que nunca supo que fue para el...
...En su tiempo significó mucho para mi, pero ahora si es un escrito más y parte de una historia pasada.
Hola

Acabo de llegar de la Estación de Barranco, tomé algo demás para olvidarme un poco de la real situación, aún el alcohol sigue dando vueltas en mi sangre, es difícil imaginarme a esta hora tratando de escribir una carta con las ideas aún nubladas por el exceso de alcohol en mi. Hace tiempo que no sentía este sentimiento de soledad y vació, será la noche fría digo yo, no lo sé. Creo que mañana me olvidaré de lo que en este momento estoy sintiendo para perderme nuevamente en la rutina de mi día. Naturalmente ahora siento deseos intensos de plasmar mis pocas ideas claras en una carta quizás absurda, quizás a la persona menos indicada, no hay vuelta atrás puesto que ya lo estoy haciendo.

Quizás pensarás que ya estoy loca, puede ser, sólo espero no decir nada inapropiado en esta carta que aún no le encuentro significado, puede que sea sólo el deseo intenso de que alguien me escuche en este instante donde todos buscan el placentero sueño y sumirse en el descanso natural que cada uno busca. A decir verdad, ahora te imagino durmiendo gustosamente sin tan siquiera imaginar que alguien se tomaría la molestia de mandarte una tonta carta, plagada de cosas sin sentido.

En algún momento pensé en todo lo ocurrido y me parece una tontería, sigo siendo estúpida, sigo sin hacer lo que me manda el corazón, aún pienso mucho sobre lo que tengo que hacer y sobre lo correcto. Muchas veces me arrepiento, otras veces no, pero se que en algún momento seguiré mis instintos y no me arrepentiré de lo que pase aún sabiendo quizás que no fue lo correcto. Aún sigo soñando como antes, como cuando era niña; el tiempo ha pasado más mis pensamientos de un castillo y de un baile real y de un príncipe azul que me rescate del profundo y oscuro abismo en el cual siento que estoy presa, me rescate o simplemente me de su mano y me ayude a salir, no importando que se quede a mi lado o me vuelva la cara para dejarme una vez más libre y solitaria como una mariposa única en su especie que sólo busca volar y llegar a lugares hermosos que satisfagan sus deseos de ser feliz.

Es hora de buscar refugio en los cálidos brazos de Morfeo, dónde ni el calor ni el frío me hagan retroceder, dónde solo yo y mi caballero de los sueños seamos uno.

Siempre pensando en ti

El final de un cuento

Quién no ha tenido historias que cerrar?

Esta es la mía.

Hace unos años conocí a un sueño hecho realidad en aquel entonces… y me enamore de él y conquisté su corazón con una copa de más, curioso no? el licor siempre ha causado efectos extraños en mi, se deberá a mi falta de costumbre quizás.

Esa fue una de esas historias tiernas y empalagosas, ambos románticos y soñadores, tanto que cuando soñábamos volábamos al cielo y nadie nos paraba. Fantástico no?... No, nadie ponía el contrapeso, nadie tocaba la realidad y en un momento dado cuando por fin lo hicimos, el mundo no era tan bello, nosotros no éramos tan perfectos como todo el mundo nos había idealizado.

Cuando la historia tocaba su fin, cuando ya era hora de bajar por fin el telón, me negué a creerlo, me negué mil veces a aceptarlo y cerré los ojos literalmente ante una realidad innegable. Mis ojos se llenaron de lágrimas que corrían una y otra y otra vez por mi rostro… y en mis necias palabras y mi suficiencia creía que podía solucionarlo todo. El me miraba y sentía en sus ojos la súplica de un tácito “déjame partir”…

Aquella noche fue eterna para mi y según sé también para el. Yo seguí agregando párrafos a una historia terminada, cuyas líneas ya no tenían el significado ni el sentido que deberían. Era como intentar iniciar una segunda parte de la historia pero sin un argumento a seguir.

Pasaron meses hasta que deje de verlo y el dolor fue aun más intenso. Recoger pedazos de un pasado era mi pasatiempo por mucho tiempo, eran pedazos de vidrios filosos los que cogía sin importar las heridas que me causaran.

Una noche en la que había discutido con mi madre, me encerré en mi habitación sumergida en una impotencia y rabia…busque algo que hacer, cogí mi libro favorito de cuentos y me puse a deshojarlo, no pasaron ni 10 minutos cuando recordé que me faltaban algunos otros libros y recordé quien los tenía. Esa misma noche empecé a recolectar cosas, que alguna vez quise como si fueran mías, con la firme intención de regresarlas a su lugar y recuperar las mías.

Y así volví a verlo después de casi 2 años, lo noté bien y me dio gusto. Fueron tan sólo unos pocos minutos de saludarnos y entregarnos nuestras pertenencias. Pero fue más que suficiente para cerrar un libro cuyo fin había sido cantado hacía mucho tiempo atrás.

Algunos lo llaman casualidad, yo lo llamo destino

Un 17 en la noche, en ese ambiente embriagado no sólo con el aroma de un tekila recién destapado, limón y toques de perfume de hombre y mujer, se inicia una historia…

El día anterior no había pasado, concientemente, por la cabeza de ninguno de los dos nada de lo que el futuro nos había preparado. El destino había tejido delicada y pacientemente sus enmarañados caminos y los dos entramos y quedamos atrapados en el. Un dulce destino materializado en unos ojos grandes y curiosos, dispuestos a hurgar hasta lo más hondo de mis pensamientos, con tan sólo una mirada; materializados en unas manos que cariñosamente toman las mías acercándolas a sus apetecibles labios para plasmar en ellas un tierno beso.

Nunca llegue a entender como fue que me perdí en su mirada, nunca llegue a saber cuando rompimos la brecha de la amistad, quizás fue un deseo escondido en lo mas profundo de mis sentimientos, quizás fue el tiempo y el conocerlo más que me hizo cruzar esa brecha, o quizás simplemente casualidad como lo llamarían muchos; creo, en lo mas profundo de mi, que es la historia que el destino había preparado hace mucho y que ya nos tocaba vivir.

Después de aquel día, las imágenes de sus labios junto a los míos, su manos tomando las mías, sus palabras, su respiración pausada, habían quedado sueltas en mi cabeza. Mis sueños ya se habían vuelto para el, ya mi sonrisa era suya y el deseo incontrolable de verlo y abrazarlo crecían día a día.

Han pasado ya algunas semanas y la historia sigue en pie. Muchas cosas han pasado desde ese día, no todas hermosas pero cada una de ellas va alimentando este diario, esta historia, que inicio un 17 y que aún continúa y cuyo final aun no se sabe.