sábado, 2 de agosto de 2008

Buenos días mi amor!!!

Sus ojos se cruzaron aquella noche y sus perfumes se habían vuelto uno sólo. Gabriella intentaba esquivar los ojos de su amado en un vano intento por evadir su deseo. Los minutos transcurrían tan sonoramente como el palpitar de sus corazones.

Sebastián se acercó a sus labios, besándola tiernamente y volcándose en un beso apasionado que la encendía hasta convertirla en una fierecilla indomable. Despertando hasta sus más salvajes deseos y su más profunda pasión.

Sus manos aprisionaban la cintura de Gabriella, mientras ella había encontrado la desnudez de la espalda de su amado, tan cálida, tan anhelada. Sebastián subió sus manos lentamente hasta los pechos de Gabriella, quién tímidamente las aparto desconcertando a su amado.

Gabriella lentamente había despojado a su amado de sus prendas y el deseo por entregarse a él había aumentado. Ya no se negó a una caricia de Sebastián, dejando que desnudara hasta su alma. Sus alientos se entrecruzaban y el calor de sus cuerpos hacía hervir hasta la sangre de sus venas.

Sebastián susurraba hasta sus más profundos sentimientos al oído de Gabriella, quién sólo acariciaba cada centímetro de la tersa piel de Sebastián. Ella había cedido su más íntimo espacio, lo único que Sebastián aún no había tenido de ella.

Pasaban los segundos entre la pasión, entre profundos e interminables besos, dónde sus agitadas respiraciones y el calor de sus cuerpos habían empañado los vidrios de la habitación. Sus manos entrelazadas con fuerza, un te quiero más, las uñas de Gabriella clavándose en la piel de Sebastián y luego el silencio y la calma.

El amanecer los encontró abrazados tiernamente, acurrucados entre las sábanas, durmiendo con una pequeña sonrisa y respirando tan pausadamente. Una mañana más en sus vidas, un día más para compartir sus caminos, sus besos, sus caricias y por que no, sus deseos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenos Dias!