viernes, 25 de julio de 2008

Amistades recuperadas

En esos días de no saber realmente por donde estoy caminando conocí a un hombre lo bastante interesante como para quedarse conversando una apacible tarde de primavera, pero no lo hice. Sólo atiné a pensar, "seremos grandes amigos".

Nada es producto del azar, todo pasa por alguna razón. A primera luz de la verdad, éramos simple y llanamente un par de locos que conversaban de todo, hasta de las tonterías más grandes, buscando un motivo para carcajearnos.

Alguien a quién estimo muchísimo me había recomendado no pasar tanto tiempo con una sola persona, es “pe- li – gro- so”, que dije yo “naaa”. Con el pasar de los días ese “naaa” se quedo sin argumentos. Ya empezaron esas búsquedas de quedarse más tiempo a solas.

Ahora ya no había un “naaa” que decir, ahora era un “hey, tenía razón” y después de un beso tímidamente dado, siguió una especie de romance más pasional que cualquier otra cosa. Llegué a pensar en “no importa, no me siento mal”.

No pasó mucho tiempo, hasta que un día de esos que llegan de vez en mes como dice la canción de Arjona, esos días que tienen diferentes efectos en cada fémina, me ponga a pensar en que tan bien me siento con eso y en si debería o no de continuar.

Éramos concientes de que ni él ni yo queríamos llegar a más en esa pequeña aventura; sin embargo, no dijimos nada y bueno continuamos alimentando la “pasión” temporal. Obviamente no era algo que hayamos estado contando a amigos, era nuestro otro lado de la luna.

En fin, nuestro camino había llegado a su parte concluyente y las cosas simplemente se dieron. Por diversos motivos los dos nos mantuvimos ocupados en diversos asuntos y si bien es cierto hablábamos seguido, la pasión existente fue muriendo, eso puedo afirmarlo de mi parte, y la amistad inicial salió nuevamente a flote.

Nos equivocamos?, es muy posible. Pero como dicen no hay que llorar sobre leche derramada. No voy a negar que la pasé bien equellas épocas, mas ahora estoy en otra etapa dónde si pienso mejor las cosas, ya no lo haría, donde mis propósitos son otros, donde mi camino es otro.

Realmente ese fue un juego peligroso, de doble filo. Para suerte de ambos, seguimos siendo buenos amigos hablando de todo un poco cada vez que podemos; pero no siempre estos asuntos resultan bien. Consejo, pensar bien antes de hacer alguna cosa y si decides hacerlo asumir los riesgos que esto trae consigo, vale decir, perder una amistad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mucha veces este juego peligroso, trae como consecuencia un corazón roto.Y a decir verdad, es mucho mejor mantener una amistad duradera que a reprocharse constantemente el famoso ... xq se tuvieron que dar así las cosas, o el que hubiera pasado si?

Besos Pekis,
P....