lunes, 12 de enero de 2009

Para ti...

Creo que ya ha pasado algún tiempo sin que haya publicado nada nuevo en este espacio que tan cariñosamente he creado, no fue por falta de ganas, ni por falta de ideas quizás, fue más bien por falta de tiempo. En mi día a día he tenido mucho que escribir pero el tiempo a veces es nuestro pero enemigo y tantas historias quedaron en el aire, esperando ser plasmadas en una hoja pero que lamentablemente murieron sin dejar rastro para nadie más que para mi.

Esta semana he tenido la grata sorpresa de saber que algunas personas están pendientes de esta página y fue profundamente satisfactorio para mi. Gracias a todos por eso y también a ti Gian Luca por no sólo leerme si no tenerme en tu página principal y animarte a dejar comentarios. Es grato saber que mis amigos le han tomado interés a este espacio muy mío.

En lo que a mi respecta, resumiré algunas cosas de importancia. Pase una Navidad bastante alegre, en familia. Para mi, navidad es una fiesta en la que también hacemos una ceremonia de acción de gracias por todo lo recibido; además, ese día cada uno de nosotros se encarga de hacer algo para la cena, lo cual resulta algo peligroso si alguien no ha desarrollado sus dotes culinarios, afortunadamente el milagro navideño siempre esta presente ese día…algo más por que agradecer. Después llego año nuevo y admito que es el primer año nuevo luego de haber cumplido la mayoría de edad que paso también con la familia. No puedo quejarme por que no la pase mal, al contrario he tenido tiempo para compartir momentos con mis seres queridos que muchas veces no tengo. He llegado al punto de estar tan ocupada en mis asuntos que he descuidado en gran manera la vida familiar que tanto me gusta.

Luego de eso no hay mucho que contar sobre mi, he seguido con mi vida, aunque debo confesar que este año me ha tocado recordar… he pasado recordando varios pasajes de mi vida, estoy en mi etapa reflexiva diría yo. Estoy más callada y me he tomado el tiempo para escuchar más a mi entorno y con eso no sólo me refiero a personas. Raro en mi ya que callada no soy; soy muy comunicativa pero siento que mis palabras este tiempo ya no fluyen tanto y muchas veces teniendo mucho que decir.

Por ahora debo decir hasta pronto…. Una vez más, gracias por estar pendientes de mi.

Gabriella

El final que nunca llega

Gabriella yacía dormida con su respirar pausado, la blancura de su espalda se dejaba ver coquetamente en la semioscuridad de la noche mientras Sebastián contemplaba por la ventana de la habitación las calles húmedas de la madrugada. Ni un alma solitaria transitaba ya, ni un auto; la quietud permitía escuchar plácidamente como caía la llovizna hasta chocar con el asfalto y con las hojas de algunos árboles. Un sonido tan cálido, tan único, una música solitaria.

Luego Sebastián volvió la mirada al cuerpo semidesnudo de Gabriella, la tersura de su piel y su quietud, atraían a Sebastián una vez más a su lecho, quien dejo la ventana para ir junto a Gabriella; se recostó junto a ella estremeciéndola con la frialdad de su cuerpo, el la abrazo y beso su frente, ella volvió a estremecerse y abrazo a Sebastián, queriendo abrigarse y abrigarlo también a el, queriendo amarlo, queriendo descansar en sus brazos protectores.

Ambos no tardaron en ceder ante el cansancio y dormirse profundamente por un par de horas más hasta que Sebastián volvió a despertar buscando más que acariciar la desnudez de su amada, beso cada poro de su piel para terminar en sus labios; Gabriella volcó toda su pasión en cada beso, en cada caricia, arañando la espalda de Sebastián que no hacia nada por detenerla.

Cada segundo amándose era eterno, los dos se habían sumido en un intercambio de placer, amor y pasión; olvidándose del resto del mundo, olvidando hasta la hora y que más tarde tenían que levantarse temprano para ir a trabajar. Sebastián se deleitaba con cada gesto de Gabriella, ella solía expresar tanto con toda su piel. Sebastián expresaba tanta ternura, era tan dulce, más dulce aún que los chocolates que a Gabriella tanto le gustaban.

Sin darse cuenta ya ambos dormían abrazados y con una ligera sonrisa de encontrarse el uno con el otro, de compartir un momento más, de dedicarle un segundo más a su amor.

A la mañana siguiente, Sebastián se levanto y acaricio levemente un espacio vacío, junto a él una almohada fría y un sueño o bien un recuerdo aún caliente y tan fresco que daba la impresión de que Gabriella entraría balanceándose tan provocativamente por la puerta del dormitorio, mas la mañana siguió y el frió y la desazón ahora recorrían y oprimía el corazón de Sebastián y a la lejanía también de Gabriela que una vez más acaricio en el aire el nombre de su siempre amado Sebastián.